No te Razones Fuera de tu Milagro
No te Razones Fuera de tu Milagro
Todas las promesas de Dios son parte del beneficio de tu naturaleza en Cristo. Cristo murió por ti. Tú no debes estar en tristeza, no debes estar en pobreza, ni atado a la ley o a los problemas. Tú debes vivir libre, pero, para poder vivirlo, tienes que creerlo.
Tu beneficio no es tan solo el cielo, sino todas las promesas manifestadas aquí y ahora.
Tiene que llegar un punto en tu vida en que realmente tu creas que la biblia es la palabra de Dios. En tu vida no se van a manifestar las promesas de Dios, si tú no crees estas cosas. Irás al cielo, pero vivirás una vida miserable en esta tierra.
La biblia es la palabra de Dios. Lo que él dijo es verdad, es real. La biblia debe ser tu código de vida. No es cualquier libro, no es cualquier cosa, es la palabra de Dios.
Hay gente que pasa semanas sin leer la palabra. Hay gente que no se sabe un verso bíblico. Tú deberías saber al menos un verso bíblico por cada año que tú tienes. Declararlos, confesarlos, y creerlos como la palabra de Dios. Lo que está escrito en ese libro es lo que Dios ha establecido, lo que Dios ha dicho.
El problema es que la gente razona, al punto de salirse de la fe.
El problema de la humanidad fue razonar su salida del Edén. Adán y Eva razonaron su salida fuera del Edén. Adán y Eva lo que hicieron fue usar su razón, el raciocinio, hasta salirse del huerto del Edén. Y luego que tú te sales del huerto del Edén por tu razonamiento, volver por tu razonamiento es un problema.
¿Qué paso con Adán y Eva? La serpiente le dijo a Eva que, si comía del árbol, sería igual a Dios, y que Dios no quería eso. Entonces, Eva comenzó a pensar. Dios le dijo a Adán que no comiera del árbol, pero Adán le dijo a Eva que no lo tocara, pensando que así sería mejor. Pero, entonces, Eva lo tocó, y nada pasó, y entonces pensó que, si lo comía, nada pasaría tampoco.
Mucha gente razona su salida de su milagro.
Mucha gente razona su salida de la iglesia. Mucha gente razona su salida del matrimonio. Mucha gente razona, pero nosotros no fuimos llamados a vivir por nuestro razonamiento. Debemos ser inteligentes, sabios, prudentes, pero en nuestra vida tiene que haber fe, no fe en lo que el mundo dice, o en lo que tu razonas, sino fe en lo que Dios ha dicho a través de su palabra.
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