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TENIENDO A DIOS EN TU CORAZÓN

By Unknown on lunes, 25 de febrero de 2013 with 0 comments

TENIENDO A DIOS EN TU CORAZÓN
“Señor, te necesito”. Estas son las palabras que un cristiano fiel diría a Dios en cualquier momento de dificultad. Pero en muchas ocasiones, los cristianos buscan a Dios como último recurso y no como primero. Este es un problema para el hombre, porque pone a Dios en último lugar, en lugar del primero.


Cuando nos entregamos a Dios decimos que Jesús pasa a ser el Señor de nuestra vida. Ser Señor significa que a partir de entonces es Él quien manda en nosotros, y ya no mandamos nosotros en nuestra vida. Nosotros entonces tenemos un conflicto interior al tener que elegir constantemente entre lo que nosotros deseamos y lo que el Espíritu, que habita dentro de nosotros, desea, que es la voluntad de Dios.


Voy a poner un ejemplo sencillo. Cuando un hombre es ofendido por otro tiene la posibilidad de perdonarle o de vengarse. Lo que le pide el cuerpo es vengarse, lo que le pide el Espíritu Santo es perdonarle. Si muestra sabiduría y sabe reprimirse, entonces podrá hacer la voluntad de Dios que es perdonarle.


Todos en la vida tenemos constantemente situaciones como esta. Nos vemos obligados a tomar decisiones constantemente que marcan la diferencia entre nuestra voluntad y la voluntad de Dios ¿Cómo podremos tomar siempre la mejor decisión?


1. TOMAR A DIOS EN SERIO
Siempre intento respetar las decisiones de la gente cuando prefiere dejar a un lado a Dios y actuar de forma que parece más práctica o más “útil” para un determinado momento. Se suele decir algo así como “es que no había más remedio”. Siempre hay que respetar la dignidad y las decisiones de otros, aunque tomen decisiones ruinosas para su vida. Una decisión basada en la Palabra de Dios puede incluso traer llanto al principio, pero la recompensa siempre va a ser infinitamente mejor a la larga, y en muchas ocasiones también “a la corta”. El beneficio espiritual merece mucho más la pena que el éxito rápido.


Un buen ejemplo puede ser a la hora de hablar. A veces cuesta mucho decir una verdad que nos perjudica. Dicen que una mentira “a tiempo” te puede sacar de un aprieto. Una verdad a medias puede “librarte” de un mal trago, pero al final lo pagarás mucho más caro, entre otras cosas porque “se coge antes a un mentiroso que a un cojo”.


Sirva como ejemplo para comprobar que la importancia de tomarse en serio a Dios es realmente fundamental para la vida del cristiano. Un cristiano comprometido con la Palabra de Dios, con Jesús, siempre va a tener mejores resultados a la larga que el que busca el alivio rápido. Nunca hay que perder el empuje del compromiso con el Señor para guiar nuestra vida y todas nuestras decisiones.


2. VIVIR EN PLENITUD
Vivir a Dios en plenitud es realmente una vida diferente. El cristianismo “light” o cristianismo a medias se pierde las promesas de Dios. Vivir en el Espíritu es una experiencia refrescante y renovadora que te mantiene fuerte hasta en la vejez. Vivir en el Espíritu da valor y sabiduría en esta vida para tratar con todo el mundo. Vivir en Plenitud con Dios es experimentar las promesas y bendiciones de Dios diariamente y… si quieres tener una experiencia realmente motivadora y refrescante prepárate para una vida plagada de bendiciones de parte del Señor que se van a hacer realidad por medio de la fe en el Señor Jesús. Una vida guiada por Espíritu siempre va a tener muchas más recompensas y bendiciones que el que no se quiere comprometer con nada. El mejor consejo que puedo dar es que te rindas a la voluntad de Dios para tu vida y experimentes sus bendiciones en Plenitud para que tengas una vida realmente agradecida y cargada de buenas experiencias por las que darás gracias a Dios eternamente.


3. PERMANECER EN DIOS

La vida en Plenitud con Dios requiere permanecer en Él a lo largo del tiempo. Juan 15:7-10 dice: “7Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y os será hecho. 8En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos. 9Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. 10Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.” La palabra clave en este texto es permanecer. No puedes entrar y salir de la presencia de Dios como el que entra a una tienda compra el pan y después se marcha hasta que se le acabe el pan. Lo que quiere más bien Dios es que vivas en la panadería y que tú mismo hagas el pan del que puedes comer e incluso puedas dar a los demás. Sigamos con la metáfora del pan y digamos que Dios busca “panaderos” que coman del “pan de vida” y repartan también a otros. La clave es permanecer.

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